El matador de toros español JULIO APARICIO salió del hospital ya restablecido y ante la prensa que estuvo presente "alzó los brazos al cielo y posó luego una mano en el corazón. Tan sencillo gesto expresaba su alegría de vivir para contarlo. Era una señal de fé y de victoria, el "milagro" de agarrarse a una existencia que a punto estuvo de citarse con la muerte . . ."
"Bajo el sol abrasador del mediodia, Aparicio desapareció con torería entre el celaje de fotógrafos hasta subir al todoterreno en el que le esperaba su mozo de espadas, Joselito. Como un torero que acaba de salir por la puerta grande y con un costurón de guerra, . . ."
Fuente: ABC.es