viernes, 8 de febrero de 2008

SALVEMOS LA FIESTA BRAVA NACIONAL

Por considerarla de interés taurino, pongo en conocimiento de mis lectores, la opinión del Sr. Juan José Cabello, Gestor Cultural de la PUPC, publicada en el Diario El Peruano del día 8 de febrero del 2008:.

RECUERDO DE TIEMPOS COLONIALES
Salvemos el Rímac
Juan José Cabello. Gestor cultural de la PUCP
La celebración de la fiesta nacional en la plaza de Acho suele atraer nuestra atención al tradicional distrito bajopontino. Desde la fundación de Lima, ésta fue una zona de descanso, donde se concentraban huertas y casas de campo de la aristocracia. Es en el siglo XIX, con la república, que se convierte en un barrio popular y se construyen numerosas casas y quintas que perduran hasta hoy.
El barrio, lamentablemente, luce deteriorado y con casonas a punto de colapsar, de manera que el valioso patrimonio histórico se encuentra en pésimo estado de conservación, mientras que sus autoridades no han podido gestionar eficazmente el valioso potencial turístico que posee.
La plaza de Acho es la más antigua de América, data de 1766; y con el Mirador de Ingunza, construido a mediados del siglo XIX e inspirado en minaretes árabes, y el Museo Taurino, constituyen un conjunto arquitectónico monumental notable. Este último es considerado entre los mejores del mundo y exhibe incluso grabados de Picasso, entre otras obras de artistas inspirados en la fiesta brava.
En el Rímac hallamos el Paseo de Aguas y la Alameda de Los Descalzos, construidos para esparcimiento público en el siglo XVIII, pero que ahora muestran jardines destruidos, esculturas dañadas y cascadas sin agua. También el convento de Los Descalzos, que alberga la más grande pinacoteca de pintura limeña de los siglos XVII y XVIII, necesita urgente restauración; y la Quinta de Presa, excelente muestra del estilo rococó, está cerrada.
Es claro que la falta de seguridad, puesta en valor y servicios conexos impiden que los recursos mencionados se transformen en productos turísticos listos para ser incluidos dentro del circuito tradicional del Centro Histórico, e impactar significativamente en la deteriorada economía de sus habitantes. Por eso llamamos la atención del abandono en que se encuentra para que las autoridades ejecuten acciones que contribuyan a superar los niveles de pobreza que hoy exhiben sus calles.

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