Estamos conmemorando los 247 años de la inauguración de la Plaza de Toros de Acho, y la encontramos más desguarnecida que cualquier castillo abandonado y sin el amparo de quienes realmente tienen el deber de mantenerla con toda su integridad y magnificencia que le corresponde.
Vivimos tiempos tan modernos en los que se practica la cultura del NO entre los que desconocen sus raices e intentan cambiar la historia de la tauromaquia en el Perú, siendo la responsabilidad más grande en este tema el que le corresponde a la Sociedad de Beneficencia Pública de Lima Metropolitana, porque ella como propietaria de la Plaza de Toros de Acho depende de sus ingresos para el sostenimento de sus obras filantrópicas en favor de los más necesitados.
Para seguir con nuestras tradiciones culturales que siempre han distinguido a nuestro Perú, es necesario que en la parte que le corresponde a la Municipalidad del Rimac, con sus 500 años de antigüedad, expedir una resolución que declare al Rimac como DISTRITO TAURINO DE LIMA, y seguidamente que la Municipalidad de Lima declare LIMA como CIUDAD TAURINA, para que el respaldo sea total.
La Plaza de Toros de Acho está calificada como la más antigua de América y declarada como Monumento Histórico Nacional, razones más que suficientes para lograr lo que se señala en el párrafo anterior, sin dejar de lado el hecho de que en el Perú existe la mejor afición de América.
Mucha tinta está corriendo en contra y/o a favor de nuestra fiesta brava, no permitamos que se suban al carro aquellos que se designan como "defensores" de la fiesta brava, cuando solamente buscan protagonismo; basta con que se expidan las resoluciones de Lima Metropolitana y de la Municipalidad del Rímac para lograr un efecto disuasivo entre aquellos que intentan matar una tradición cuya mejor representación es la existencia de la Plaza de Toros de Acho en el Perú.