Recientemente se ha vuelto a tocar un tema, harto conocido en el ambiente taurino peruano, el de las ENFERMERIAS.
Comenzando por la plaza de toros de Acho que tiene su local llamado Enfermería, y donde también han habido tardes en las que no habían implementos y/o medicinas mínimas para la atención de algun percance a los toreros o al mismo público, siguiendo por las plazas portátiles en Lima y provincias donde tampoco existen o simplemente contratan una ambulancia pero no hay un médico presente, llegamos hasta las plazas de toros del Perú profundo como le llaman a algunos pueblos tal vez por la lejanía o por que están donde se terminan las carreteras y no hay donde más seguir, y allí si que la cosa es más grave. Ya ha pasado, que se ha tenido que recurrir a tomar un taxi y llevar al paciente a la posta más cercana o de repente hacerle las primeras curaciones echando al paciente sobre el capot del auto o sobre una mesa, antes de enrumbar a la posta médica del pueblo.
Esto lo conocen de cerca los toreros, así como también algunos fotógrafos taurinos que hemos asistido en busca de información hasta los lugares más apartados de la capital.
Una forma de solucionar este problema podría ser el que se hizo alguna vez en la plaza de toros de Acho, se contrataron los servicios del Seguro Social del Perú y se pusieron carpas donde está la enfermería y hubo hasta dos médicos, todavía me acuerdo de eso.
Por lo pronto, y a manera de ensayo para la presente temporada, dias previos a las corridas programadas en los pueblos de todo el país, la autoridad municipal antes de otorgar la autorización del espectáculo, debería exigir al empresario, mayordomo o a quien la solicite, la acreditación de la presencia cerca del ruedo, de una Carpa de Asistencia Médica contratada con el Seguro Social de la localidad más cercana, alguna Clínica, Centro de Asistencia Médica particular, Cruz Roja, Cruz Verde, etc., al mando de un médico como mínimo; para la atención primaria e inmediata de algun percance taurino o alguna lesión a los espectadores cuando se caen las tribunas de madera (como ocurrió últimamente también en Baños, felizmente sin heridos), y para que esto se haga realidad, los toreros antes de hacer el paseíllo, deberían exigir al empresario y a la autoridad, el cumplimiento de esta norma de seguridad que se debe aplicar a todo evento o espectáculo público en todo el Perú y no limitarse sólo a cobrar la llamada clínica.