Este domingo se presentará ante la afición limeña el matador de toros JOSE MARIA MANZANARES, hijo del famoso matador de toros español del mismo nombre. La última vez que se presentó en Acho JM Manzanares hijo, fue el 9 de noviembre del 2008.
A continuación lo que se dice de él a poco de su actuación en la plaza México:
GUILLERMO LEAL MÉXICO D.F.
Llegó a la Plaza México no un nuevo Manzanares, sino un maduro torero que fue capaz de realizar dos faenas de mucho mérito porque se acopló a las lentas, lentísimas, embestidas del toro mexicano. Mostró un toreo con profundidad, con personalidad y con el innegable arte que le reconoce el público capitalino desde que debutó en 2006 con un triunfo de dos orejas, como el del domingo.
La estética fue sobresaliente. Siempre acompañó con la mano baja y la cintura las nobles embestidas de los toros de Julio Delgado, a los que para ser sinceros les faltó bravura, pero los que también permitieron disfrutar de un par de faenas que bien merecieron una oreja cada una. José María Manzanares se gustó mucho toreando en los medios en algunas tandas por el lado derecho a su primero, con el que disfrutó más.
Después de cortar su primera oreja, volvió a deletrear el toreo en algunos momentos de su faena con el quinto, un animal que le exigió un poco más, pues no fue tan entregado como el anterior. Algo que hizo muy bien el joven triunfador fue matarlos de sendas estocadas que ayudaron a rubricar sus faenas y por tanto a conseguir esas dos orejas que bien se ganó, aunque por la segunda hubo algunas protestas.
GUILLERMO LEAL MÉXICO D.F.
Llegó a la Plaza México no un nuevo Manzanares, sino un maduro torero que fue capaz de realizar dos faenas de mucho mérito porque se acopló a las lentas, lentísimas, embestidas del toro mexicano. Mostró un toreo con profundidad, con personalidad y con el innegable arte que le reconoce el público capitalino desde que debutó en 2006 con un triunfo de dos orejas, como el del domingo.
La estética fue sobresaliente. Siempre acompañó con la mano baja y la cintura las nobles embestidas de los toros de Julio Delgado, a los que para ser sinceros les faltó bravura, pero los que también permitieron disfrutar de un par de faenas que bien merecieron una oreja cada una. José María Manzanares se gustó mucho toreando en los medios en algunas tandas por el lado derecho a su primero, con el que disfrutó más.
Después de cortar su primera oreja, volvió a deletrear el toreo en algunos momentos de su faena con el quinto, un animal que le exigió un poco más, pues no fue tan entregado como el anterior. Algo que hizo muy bien el joven triunfador fue matarlos de sendas estocadas que ayudaron a rubricar sus faenas y por tanto a conseguir esas dos orejas que bien se ganó, aunque por la segunda hubo algunas protestas.