Burladero.com
UN VOLUNTARIOSO CASTELLA PIERDE UNA OREJA POR LA ESPADA EN EL SEXTO
Un error de los grandes
MARIO JUÁREZ - Madrid - 03/06/2008 19:59
El Juli cometió un error mayúsculo apuntándose a una corrida que no existía. O que si existía, no es la que vino a Madrid. Seis toros rechazados y los que salieron por toriles, más dignos de una plaza amable de segunda que de la primera del mundo. Erró el madrileño, que libra una batalla y un pulso, en la distancia, con José Tomás. Habrá que ver la corrida del jueves, pero si es más y mejor presentada, el de Galapagar habrá ganado de entrada.
Un torero tan sobrado como Julián no debería aliviarse en una plaza como Madrid. Tampoco Castella, necesitado de un triunfo como agua de Mayo en una temporada que, hasta hoy, se ponía muy cuesta arriba. Por eso no se entiende, de verdad, lo que salió por toriles. Ni el baile previo. El toro que abrió plaza fue mucho menos que cualquiera de los novillos lidiados en San Isidro.
Así las cosas, la primera parte de la tarde fue estilo tomadura de pelo. Con los tendidos levantados en armas con toda razón y justicia. Entre el elefante visto en feria y los primeros de hoy, cabe el toro bien hecho y serio, presentado, el que siempre debió ser el toro de Madrid. De remiendo se emplearon tres toros de Peñajara. Remiendo puro. Porque ninguno estuvo tan bien hecho como los seis que saltaron el pasado diez de mayo. Eran los restos, y como tales salieron. Estrechitos, con cara, pero sobrantes, al fin y al cabo. El sexto fue el toro mejor hecho. Y como tal, uno de los más importantes.
Con ese planteamiento, era lógico que costase levantar la tarde. Aun así, abrió plaza un toro de los de más calidad y temple de todo el mes en Madrid. Justito de fuerza, sí, pero con un son, una fijeza y un recorrido extraordinarios, sobre todo por el pitón izquierdo. Si un artista sueña con un toro en Madrid, fue el primero. No lo reventó Aparicio, que debió cortar las orejas. Aun así, se vio a un Julio más entregado que otras veces, que dibujó en los medios algunos de los mejores muletazos de toda la feria.
Abriéndose un poquito, trató de llevarlo por bajo. Toreo a compás, de pellizquitos. Con ligero desmayo de muñeca el del torero sevillano. Tres series de bellos naturales, como caricias, con un toro que pedía más. Se dejó estar a Aparicio donde quiso, cuándo quiso y como quiso. Y se vivieron con intensidad los muletazos tan bellos. Breve faena, coronada con un par de muletazos por bajo a dos manos para cuadrar al toro.
No pasó con la espada Julio, que cuando volvía de recoger la montera con que había brindado a los médicos saludó una tímida ovación que cuando arrastraron al toro, entre pitos, fue tan breve que no le permitieron salir a saludar.
El segundo de Juli fue coreado con "miaus" desde su salida. El toro, bajo, estaba bien hecho. No daba sensación de seriedad. Así que se levantó en armas la cosa. Máxime cuando el animal perdió las manos una y se paró muy pronto. El Juli no tuvo más que abreviar. Tampoco estuvo fino con la espada.
El tercer y último Garcigrande pareció algo más. Que los dos anteriores juntos, mismamente. El animal hizo un par de intentos para saltar la barrera y a la tercera, fue la vencida. Un salto olímpico en los terrenos del 10, del que cayó a plomo en el callejón. Se dañó el animal, que debió ser devuelto en lugar de picarlo tan atrás y tan mal. Se armó la mundial, palmas de tango, una gresca en la andanada del cuatro y la plaza pasando de lo que hacía un firme Castella, que intentó aliviarlo y dar confianza en los primeros compases. Se quiso venir el animal, no tenía fuerzas para ello.
Cuando apareció el cuarto, el primero de los Peñajara, pareció calmarse la cosa. Fue toro escurrido de carnes pero de amplias dagas. Un toro importante, muy encastado y de gran fondo. Se vino a todo siempre, con buen son. Aparicio pareció querer en saludo a la verónica. Seis lances arrebujados y sentidos, con una media de cartel de toros. Se vio querer a Julio, que rápido presentó renuncio en la muleta.
Tras los primeros muletazos de tanteo se fue Aparicio en carrera veloz a los medios. Acortó rápido distancias y cuando el toro pasó cerca, no tuvo corazón para aguantar la cosa. Impreciso, fallaron los pies a la hora de quedarse quieto y mandar en la cosa.
El quinto, un colorado más cabezón pero sin cuello, alto de agujas, no tuvo el mismo tranco. A la defensiva casi siempre, repuso y pegó cabezazos en casi todos los embroques. Se dejó algo más por la izquierda, y por ahí firmó El Juli lo más importante del trasteo. Sin un enganchón, llevándolo con poder en un par de series. Como premio, palmas de tango. Ya se sabe que El Juli es uno de los blancos predilectos. Se vio a un Julián algo desanimado, como si pesase Madrid. Hace una semana ocurrió lo mismo.
El sexto, un toro muy en Ibán, tuvo gran galope y buen son. Descolgó desde los primeros muletazos. Fue toro pronto y vivo. Apostó Castella, a quien se vio más fresco y ágil que en anteriores paseíllos esta temporada. Tras dos pares de mucho exponer de Curro Molina, se lo dejó llegar en los medios en un inicio ya clásico en su repertorio. Un par de cambiados, con mucho ajuste, ligados con los de pecho.
Le dio aire y sitio al toro, que se vino siempre a todo. Sebastián tiró con sus mejores armas: la quietud y firmeza. Un tanto irregular. De primeras llegaron dos buenas series por el pitón derecho, las mejores de su labor. Con algunos muletazos de mano baja y mayor ajuste. Trayéndolo en la muleta y pasándoselo muy cerca.
En el punto clave en que la faena debe estallar o se viene abajo, Castella tomó la mano zurda. Ahí llegó más tarde el acople con el toro. El toro, que se abrió en algún momento, pedía mayor enganche. Tardó un poco en llegar. Algún enganchón y el empeño del tendido del cruzarse pasito a paso siempre. Es la imposición, el "un pasito más" que se pide por sistema. Lo hizo el torero, que al segundo intento ligó una gran serie. Muy quieto, muy seguro, tirando del animal. Fue cuando mejor la tomó el toro.
El final fue marca de la casa. Toreo de cercanías, donde el francés se siente muy a gusto. Con circulares ligados y balanceos en los mismos pitones. Dura porfía y gran entrega. Se pasó de tiempo la cosa y sonó un aviso antes siquiera de cambiar la espada. Con ella la pifió Sebastián, que pinchó antes de dejar media efectiva.
FICHA DE LA 1ª CORRIDA DE LA FERIA DEL ANIVERSARIO DE MADRID
UN VOLUNTARIOSO CASTELLA PIERDE UNA OREJA POR LA ESPADA EN EL SEXTO
Un error de los grandes
MARIO JUÁREZ - Madrid - 03/06/2008 19:59
El Juli cometió un error mayúsculo apuntándose a una corrida que no existía. O que si existía, no es la que vino a Madrid. Seis toros rechazados y los que salieron por toriles, más dignos de una plaza amable de segunda que de la primera del mundo. Erró el madrileño, que libra una batalla y un pulso, en la distancia, con José Tomás. Habrá que ver la corrida del jueves, pero si es más y mejor presentada, el de Galapagar habrá ganado de entrada.
Un torero tan sobrado como Julián no debería aliviarse en una plaza como Madrid. Tampoco Castella, necesitado de un triunfo como agua de Mayo en una temporada que, hasta hoy, se ponía muy cuesta arriba. Por eso no se entiende, de verdad, lo que salió por toriles. Ni el baile previo. El toro que abrió plaza fue mucho menos que cualquiera de los novillos lidiados en San Isidro.
Así las cosas, la primera parte de la tarde fue estilo tomadura de pelo. Con los tendidos levantados en armas con toda razón y justicia. Entre el elefante visto en feria y los primeros de hoy, cabe el toro bien hecho y serio, presentado, el que siempre debió ser el toro de Madrid. De remiendo se emplearon tres toros de Peñajara. Remiendo puro. Porque ninguno estuvo tan bien hecho como los seis que saltaron el pasado diez de mayo. Eran los restos, y como tales salieron. Estrechitos, con cara, pero sobrantes, al fin y al cabo. El sexto fue el toro mejor hecho. Y como tal, uno de los más importantes.
Con ese planteamiento, era lógico que costase levantar la tarde. Aun así, abrió plaza un toro de los de más calidad y temple de todo el mes en Madrid. Justito de fuerza, sí, pero con un son, una fijeza y un recorrido extraordinarios, sobre todo por el pitón izquierdo. Si un artista sueña con un toro en Madrid, fue el primero. No lo reventó Aparicio, que debió cortar las orejas. Aun así, se vio a un Julio más entregado que otras veces, que dibujó en los medios algunos de los mejores muletazos de toda la feria.
Abriéndose un poquito, trató de llevarlo por bajo. Toreo a compás, de pellizquitos. Con ligero desmayo de muñeca el del torero sevillano. Tres series de bellos naturales, como caricias, con un toro que pedía más. Se dejó estar a Aparicio donde quiso, cuándo quiso y como quiso. Y se vivieron con intensidad los muletazos tan bellos. Breve faena, coronada con un par de muletazos por bajo a dos manos para cuadrar al toro.
No pasó con la espada Julio, que cuando volvía de recoger la montera con que había brindado a los médicos saludó una tímida ovación que cuando arrastraron al toro, entre pitos, fue tan breve que no le permitieron salir a saludar.
El segundo de Juli fue coreado con "miaus" desde su salida. El toro, bajo, estaba bien hecho. No daba sensación de seriedad. Así que se levantó en armas la cosa. Máxime cuando el animal perdió las manos una y se paró muy pronto. El Juli no tuvo más que abreviar. Tampoco estuvo fino con la espada.
El tercer y último Garcigrande pareció algo más. Que los dos anteriores juntos, mismamente. El animal hizo un par de intentos para saltar la barrera y a la tercera, fue la vencida. Un salto olímpico en los terrenos del 10, del que cayó a plomo en el callejón. Se dañó el animal, que debió ser devuelto en lugar de picarlo tan atrás y tan mal. Se armó la mundial, palmas de tango, una gresca en la andanada del cuatro y la plaza pasando de lo que hacía un firme Castella, que intentó aliviarlo y dar confianza en los primeros compases. Se quiso venir el animal, no tenía fuerzas para ello.
Cuando apareció el cuarto, el primero de los Peñajara, pareció calmarse la cosa. Fue toro escurrido de carnes pero de amplias dagas. Un toro importante, muy encastado y de gran fondo. Se vino a todo siempre, con buen son. Aparicio pareció querer en saludo a la verónica. Seis lances arrebujados y sentidos, con una media de cartel de toros. Se vio querer a Julio, que rápido presentó renuncio en la muleta.
Tras los primeros muletazos de tanteo se fue Aparicio en carrera veloz a los medios. Acortó rápido distancias y cuando el toro pasó cerca, no tuvo corazón para aguantar la cosa. Impreciso, fallaron los pies a la hora de quedarse quieto y mandar en la cosa.
El quinto, un colorado más cabezón pero sin cuello, alto de agujas, no tuvo el mismo tranco. A la defensiva casi siempre, repuso y pegó cabezazos en casi todos los embroques. Se dejó algo más por la izquierda, y por ahí firmó El Juli lo más importante del trasteo. Sin un enganchón, llevándolo con poder en un par de series. Como premio, palmas de tango. Ya se sabe que El Juli es uno de los blancos predilectos. Se vio a un Julián algo desanimado, como si pesase Madrid. Hace una semana ocurrió lo mismo.
El sexto, un toro muy en Ibán, tuvo gran galope y buen son. Descolgó desde los primeros muletazos. Fue toro pronto y vivo. Apostó Castella, a quien se vio más fresco y ágil que en anteriores paseíllos esta temporada. Tras dos pares de mucho exponer de Curro Molina, se lo dejó llegar en los medios en un inicio ya clásico en su repertorio. Un par de cambiados, con mucho ajuste, ligados con los de pecho.
Le dio aire y sitio al toro, que se vino siempre a todo. Sebastián tiró con sus mejores armas: la quietud y firmeza. Un tanto irregular. De primeras llegaron dos buenas series por el pitón derecho, las mejores de su labor. Con algunos muletazos de mano baja y mayor ajuste. Trayéndolo en la muleta y pasándoselo muy cerca.
En el punto clave en que la faena debe estallar o se viene abajo, Castella tomó la mano zurda. Ahí llegó más tarde el acople con el toro. El toro, que se abrió en algún momento, pedía mayor enganche. Tardó un poco en llegar. Algún enganchón y el empeño del tendido del cruzarse pasito a paso siempre. Es la imposición, el "un pasito más" que se pide por sistema. Lo hizo el torero, que al segundo intento ligó una gran serie. Muy quieto, muy seguro, tirando del animal. Fue cuando mejor la tomó el toro.
El final fue marca de la casa. Toreo de cercanías, donde el francés se siente muy a gusto. Con circulares ligados y balanceos en los mismos pitones. Dura porfía y gran entrega. Se pasó de tiempo la cosa y sonó un aviso antes siquiera de cambiar la espada. Con ella la pifió Sebastián, que pinchó antes de dejar media efectiva.
FICHA DE LA 1ª CORRIDA DE LA FERIA DEL ANIVERSARIO DE MADRID
Las Ventas (Madrid). Martes 3 de junio.
1ª de la Feria del Aniversario. Lleno.
Se han lidiado tres toros de Garcigrande, terciados, pobres de cara, protestados de salida. 1º noble; 2º y 3º flojos e inválidos y tres de Peñajara, correctos de presentación. 4º y 6º encastados y 5º deslucido.
Julio Aparicio, palmas y silencio.
El Juli, silencio y silencio.
Sebastián Castella, palmas y ovación con saludos tras aviso.Se ha desmonterado, tras parear al sexto, el banderillero Curro Molina.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario