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HERMOSO DE MENDOZA PIERDE EL TRIUNFO POR EL FALLO CON EL REJÓN
Desconexión a caballo en Pamplona
KOLDO LARREA - Pamplona
Desconexión a caballo en Pamplona
KOLDO LARREA - Pamplona
Aparte del merecido triunfo de Galán, que fue lo más importante de la tarde, algo falló hoy. ¿El público? Tal vez. Se sintió en los tendidos cierta frialdad o faltó el calor tradicional del festejo de rejones. Moura lidió con clasicismo al que abrió plaza. Lo hizo con temple y facilidad. Terminó con un rejón que sirvió, aunque lo clavó como quien va a por tabaco o a por el periódico. Mereció trofeo su labor. Pero sólo recibió una ovación, quizá por ser el primero de la tarde.
Lo mismo le sucedió con el cuarto, ante el que pareció tener cierta prisa por acabar la tarea. Pese a ello, volvió a ofrecer una lección de temple, que no sirvió. El rejón letal dio continuidad al silencio del público. ¿Qué tiene que hacer el maestro portugués para pasear un trofeo en la capital navarra?
Con Hermoso de Mendoza, más de lo mismo. La conexión, la complicidad con su público no funcionó. ¿Por qué? Es más, por primera vez en la historia, se pudieron escuchar algunos pitos cuando falló al descabellar al quinto. Injusta protesta.
Es posible que el caballero estellés, recién recuperado de una lesión, no haya encontrado todavía esta temporada su cuadra de confianza, sobre todo la del último tercio, tras la pérdida de Sármata. Pero ante su primero, templó de costado con Chenel y toreó en cercanías con Ícaro, montura con la que se sufrió un verdadero susto, por arriesgar, sólo por ello. El resbaladizo piso de la plaza es otro cantar. Más que de un metisaca, mató de un entra y sale, y los tendidos continuaron con esa desconexión.
Por fin, en la segunda parte de su trasteo ante el quinto, cuando Fusilero dibujó dos piruetas muy comprometidas, las gradas reaccionaron y la plaza recuperó el ambiente de tarde grande. Pirata le permitió clavar un par de cortas a dos manos que hizo barruntar otro triunfo redondo más del navarro. Pero, tras un rejón, echó pie a tierra, terminó con el tercer golpe de descabello y toda esperanza de triunfo se diluyó. Después, llegó lo de la tele, que ocupará el comentario final.
Por tanto, sólo hubo un claro triunfador. El trofeo ante su primero no tuvo demasiados quilates. Pero, de nuevo, ante el sexto se llevó el gato al agua. Por exceso de confianza, Invatible -¡vaya colada ortográfica!- le alcanzó de salida, lo derribó y lo desmontó. Ese mal rato fue su mejor arma para conquistar a las veinte mil almas otra vez. Regresó al ruedo y la ovación sonó a público rendido, incondicional. Después, toreó a tirones, algo desconfiado. Sólo al final de la faena llegó el temple, el bueno, y un exceso de adornos de doma que le sirvieron y sobraron. El rejón letal, atravesado, fue efectivo y las dos orejas concedidas no fueron más que una confirmación de su regreso a Pamplona en 2009.
Triunfos aparte, el festejo se saldó con tres caballos heridos, algo nada habitual. Tales percances pusieron de manifiesto el trato de favor que está recibiendo un medio audiovisual, lo que llamamos una televisión. Todos los medios acreditados merecen recibir la información y, durante la lidia, nadie debe moverse dentro del callejón, incluido quien lleve un micro o una cámara. Da igual lo que hayan pagado. Incluso Hermoso tardó en saludar a la ovación porque le estaban entrevistando. Primero el público y luego, la difusión de la imagen. En definitiva, simple cuestión de respeto.
Ficha de la segunda de San Fermín en Pamplona
Lo mismo le sucedió con el cuarto, ante el que pareció tener cierta prisa por acabar la tarea. Pese a ello, volvió a ofrecer una lección de temple, que no sirvió. El rejón letal dio continuidad al silencio del público. ¿Qué tiene que hacer el maestro portugués para pasear un trofeo en la capital navarra?
Con Hermoso de Mendoza, más de lo mismo. La conexión, la complicidad con su público no funcionó. ¿Por qué? Es más, por primera vez en la historia, se pudieron escuchar algunos pitos cuando falló al descabellar al quinto. Injusta protesta.
Es posible que el caballero estellés, recién recuperado de una lesión, no haya encontrado todavía esta temporada su cuadra de confianza, sobre todo la del último tercio, tras la pérdida de Sármata. Pero ante su primero, templó de costado con Chenel y toreó en cercanías con Ícaro, montura con la que se sufrió un verdadero susto, por arriesgar, sólo por ello. El resbaladizo piso de la plaza es otro cantar. Más que de un metisaca, mató de un entra y sale, y los tendidos continuaron con esa desconexión.
Por fin, en la segunda parte de su trasteo ante el quinto, cuando Fusilero dibujó dos piruetas muy comprometidas, las gradas reaccionaron y la plaza recuperó el ambiente de tarde grande. Pirata le permitió clavar un par de cortas a dos manos que hizo barruntar otro triunfo redondo más del navarro. Pero, tras un rejón, echó pie a tierra, terminó con el tercer golpe de descabello y toda esperanza de triunfo se diluyó. Después, llegó lo de la tele, que ocupará el comentario final.
Por tanto, sólo hubo un claro triunfador. El trofeo ante su primero no tuvo demasiados quilates. Pero, de nuevo, ante el sexto se llevó el gato al agua. Por exceso de confianza, Invatible -¡vaya colada ortográfica!- le alcanzó de salida, lo derribó y lo desmontó. Ese mal rato fue su mejor arma para conquistar a las veinte mil almas otra vez. Regresó al ruedo y la ovación sonó a público rendido, incondicional. Después, toreó a tirones, algo desconfiado. Sólo al final de la faena llegó el temple, el bueno, y un exceso de adornos de doma que le sirvieron y sobraron. El rejón letal, atravesado, fue efectivo y las dos orejas concedidas no fueron más que una confirmación de su regreso a Pamplona en 2009.
Triunfos aparte, el festejo se saldó con tres caballos heridos, algo nada habitual. Tales percances pusieron de manifiesto el trato de favor que está recibiendo un medio audiovisual, lo que llamamos una televisión. Todos los medios acreditados merecen recibir la información y, durante la lidia, nadie debe moverse dentro del callejón, incluido quien lleve un micro o una cámara. Da igual lo que hayan pagado. Incluso Hermoso tardó en saludar a la ovación porque le estaban entrevistando. Primero el público y luego, la difusión de la imagen. En definitiva, simple cuestión de respeto.
Ficha de la segunda de San Fermín en Pamplona
Pamplona (Navarra). 2ª Feria San Fermín. Domingo 6 Julio. Lleno.
Toros de Fermín Bohórquez, reglamentariamente despuntados para rejones y manejables.
Joao Moura, palmas y silencio.
Hermoso de Mendoza, saludos y saludos.
Sergio Galán, oreja y dos orejas.
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