martes, 8 de julio de 2008

EN DEFENSA DE LA FIESTA BRAVA NACIONAL






En la actualidad los aficionados y algunos protagonistas de la fiesta brava nacional, observamos una serie de situaciones en su contra, por lo que considero que se debe tener la obligación de defenderla y tratar de detener aspectos que generen su detrimento.
El espectáculo taurino actual, tiene muchas cosas fáciles de corregir, están dentro de él mismo, nosotros como público aficionado, que somos todos, debemos cautelar y exigir lo mejor en cuanto a su presentación, teniendo en cuenta que éstos, por ser populares, generan afición y en su deseo de presenciarlos, de alguna manera, son “tolerados” y mantenidos por el público.



Entonces es tiempo de preguntarse ¿Que pasa con la fiesta brava nacional?... los antiguos y nuevos aficionados van a la plaza sin entusiasmo, ven a los toreros realizar una labor monótona, y falta de profesionalismo, lo cual impide que, como antaño, el público salga “toreando” de la plaza, ya no sale motivado, para hablar de lo que ha visto, y realizar su tertulia en su "peña" sobre su afición, que así, se está muriendo, se pierde la emoción y no se esucha más eso de: ¡Voy a los toros!



Una de las causas, y que el aficionado está contínuamente observando para apreciar lo bueno de lo malo, de lo justo y de lo injusto, de lo bello y de lo feo, es el COMPORTAMIENTO FALTO DE PROFESIONALISMO de algunos subalternos o banderilleros, en las diferentes plazas donde se presentan y que en muchos casos dejan mal parado al matador de turno.


Los banderilleros, también llamados subalternos y peones de brega, son, como su nombre indica, los encargados de banderillear al toro; es decir, clavar pareando los rehiletes o banderillas en lo alto del lomo del toro. Pero su función es también, y con la misma importancia, la de auxiliar al matador en todos los tercios, lo que el aficionado conoce como la brega: parar al toro en su salida de toriles, llevarlo y alejarlo del caballo en el tercio de varas, realizar cuantos quites sean necesarios, ponerlo en suerte y llevarlo allá donde señale el diestro y ayudar a que caiga cuanto antes, acciones éstas que muy poco se les vé hacer en el ruedo con el profesionalismo que debieran tener.


Hace algunos años, este tercio lo ejecutaban los banderilleros por riguroso orden de antigüedad, actualmente este orden se ha perdido, la única norma que se observa es la de que cada uno de los peones coloca dos pares de banderillas: en el primer toro del matador, el segundo se encarga de la brega, el peón de confianza clava dos pares y el tercero uno en éste y otro en el toro siguiente que corresponda al diestro, en el que el segundo clavará dos veces y bregará el peón de confianza, siempre y cuando el matador no haya solicitado a la presidencia que sólo se coloquen dos pares al ejemplar.


Entonces realmente hay cambios en las acciones de los subalternos que van en detrimento de la fiesta brava nacional, por falta de profesionalismo en su accionar. He aquí algunos lastimosos ejemplos:


Cuando realizan el paseillo sin montera y en algunos casos hasta sin capote de paseo (observado en plazas de diversos pueblos).


Cuando, por su edad o por falta de conocimientos, demuestran su incapacidad en el manejo del capote frente al toro, poniendo en peligro a sus demás compañeros.


Cuando, desde el burladero, está "gritándole" o "apuntándole" al matador cómo debe realizar su faena.


Cuando, exprofesamente demoran el arrastre del ejemplar muerto, y exigen al juez de plaza el otorgomiento de algún apéndice para el matador de turno.


Cuando, en el cumplimiento de su labor, pretenden ser más protagonistas que el matador que lo acogió en su cuadrilla.


El tiempo se encargará de corregir estas defectos y podamos tener tardes taurinas como deben ser, siempre contando con el profesionalismo de los actuantes, empezando desde abajo, porque todos somos parte de la fiesta y debemos contribuir a su embellecimiento.

Si queremos que la juventud actual acuda a los toros y se hagan aficionados, hará falta tiempo y demorarán en madurar, ya que es más fácil que se aficionen a cualquier otro tipo de entretenimiento, menos a la fiesta brava. Entonces exijamos más PROFESIONALISMO en todas las actividades de los subalternos, matadores, ganaderos, empresarios, y todos los que intervengan en la realización de nuestra fiesta brava nacional.





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